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Sahumerios y arrebatos

Lamento de Rubalcaba por el puñal que El País le clava.

Hoy es un día triste, hoy es un día aciago, El País con voz tronante empitona a Rubalcaba por el pésimo mensaje que al país ha lanzado al haber desconvocado la cumbre de la vivienda.

Tristes son estos tiempos cuando al más fiel de los fieles El País cruel descuartiza sin valorar sus servicios. Y todo por dejarnos claro quien es el que aquí manda. El pago a la servidumbre ya ni es un trago amargo, se ha convertido en algo cargado de pesadumbre. Al ministro Rubalcaba hoy el pesar le embarga al ver que la fidelidad por los suelos se cotiza.

Por los cerros de Valdemorillo se escucha una voz perentoria es la voz de Rubalcaba que va contando su historia. Un lamento en toda regla, comienza con aquellos versos de Calderón de la Barca en La Vida es sueño que recita ante su dueño, es clamor sincero y franco que por las noches atruena por la casa de Polanco, es llanto de un alma en pena. Habla de sus muchos vicios, y de sus muchos pecados, pide que por sus servicios no sea así castigado.

¡Ay mísero de mí, y ay, infelice!

Apurar, cielos, pretendo,
ya que me tratáis así
qué delito cometí

Nada hay ya que en mí cuadre,
tras el puro de El País.
Por un pequeño desliz
me condena por cobarde.

Me falta mi casa madre,
me tengo por un ser vil
sin un perro me ladre,
a mi que fui tan servil.

En ardides no fui manco,
fui experto en fullerías,
lo hice todo por Polanco,
creí Jesús que me querías.

¡Ay mísero de mí, y ay, infelice!

Apurar, cielos, pretendo,
ya que me tratáis así
qué delito cometí

para acabar mereciendo
un cruel editorial
de mi amado El País.

Es mi vida lo que empeño,
es mi honor lo que yo ofrezco
a quien ha sido mi dueño
y paga como merezco.

Se ve que Rubalcaba es mejor maestro en martingalas que en versos.

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