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Sahumerios y arrebatos

La solución de mis problemas

(Por Iuka)

Queridas amigas: Dicen que la felicidad no está en la ausencia de problemas, sino en saber afrontarlos y solucionarlos. Parece cierto. Solucionar problemas da felicidad... Por eso, yo soy tan feliz. Es más, tanta felicidad me produce solucionarlos, que cuando alguno se soluciona, yo, rápidamente, lo sustituyo por otro, y a ser posible, más grande. Así soy yo: La mujer más feliz del mundo.

Mi último problema ha sido en el trabajo. Yo era la reina hasta que un buen día apareció una nueva compañera más joven, alta, morena y guapa que yo. Pelo rizado y largo, ojos negros y traidores (al menos para mi), simpática y lista y -¡lo más importante!- unas tetas como balones de reglamento. Comprenderéis que en lo de las tetas no me iba a quedar quietecita... ¡Buena soy yo!

Después de noches de insomnio pedí un préstamo a un Banco, que para eso están. Solicité cita con un cirujano plástico y allí me presenté a las cinco de la tarde, hecha una torera, dispuesta a todo antes que abandonar mi trono en la oficina. El médico me preguntó: "¿Cuál es el motivo de la consulta? Yo le dije "quiero que me agrande el pecho". El doctor me miró y remiró buscándolo y me dijo "¿pero tiene?"... De allí, lógicamente, salí a pedir cita con un psiquiatra. Del psiquiatra salí convencida de que no merece la pena el gasto ni el dolor de ese tipo de operaciones, que total, los hombres, por más que le cuelguen y les mida, se rinden ante una mirada y un sacar "muslamen" de cualquier mujer. Todas les gustan, y a partir de la madrugada su capacidad de selección es nula. ¿No tengo pecho? Él, al no verlo, pensará que se lo ha tragado.

Curada por la terapia y envalentonada, fui en busca de un tío que me hiciera cantar ópera durante el acto amoroso. Acabé cantando una canción de Enrique y Ana, porque el muchacho se puso tan nervioso que me dio más vueltas que una noria, con menos puntería que una escopeta de feria, intentando buscar el punto G. Yo le decía que no lo buscara, que él ya aparecería... Total que como no lo encontró (debía de pensar que el punto era como un melón) se aburrió y se durmió entre mis brazos mientras yo le cantaba "Los cochinitos..."
El chaval al despertarse por la mañana, confundido, me preguntó con la mirada. Yo, al fin y al cabo mujer (vocablo que significa tonta más que tonta), le dije "me has hecho vivir el sexo que anhelaba desde que vi la película ’Nueve semanas y media’. Ha sido genial y brutal. Eres una máquina creada para producir placer..." Me miró y me lanzó un beso tipo Hollywood por el aire... Era feliz.

Y esta mañana, tontamente, he descubierto la forma de que todos los problemas se borren. Caminaba hacia el trabajo afrontando mis "teimas". Me había arreglado con esmero (hay mucha competencia): Tacones altos, bluyín ajustado, camiseta supersexy, pelo libre al viento, cara a lo Mónica Bellucci... Iba pisando con garbo cuando de pronto noto que choco con algo blando, miro y ¡ahhhhhhhhhhhhhhh! en mis sandalias había una mierda de perro que cubría mis dedos, los sacudí y la mierda salió volando hasta chocar con mi estómago, una parte de ella rebotó y aterrizó, definitivamente, en mi pelo... Me convertí en "asesina in mente" de todos los dueños de tan "sociables" animalitos. Nadie me ayudó ni se acercó, hubieran sido más solidarios si me hubiera roto una pierna. Pero como no hay mal que por bien no venga (consuelo de desgraciados), -¡por fin!-todos mis problemas se quedaron reducidos a ¡¡¡UNA MIERDA!!!

(Iuka, 2 noviembre 2005)La solución de mis problemas

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