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Sahumerios y arrebatos

Aprendiendo de la mafia: Colegios castellanohablantes y flotantes en aguas de Cataluña.

En los USA la mafia aprendió rápido a descubrir resquicios en las leyes para evitar perder ingresos cuando estas atacaban sus intereses.

Cuando California prohibió el juego, la mafia se inventó el casino flotante, un barco en el que no se empezaba a jugar hasta estar fuera de las aguas jurisdiccionales.

Ante la imposibilidad manifiesta de disponer en Cataluña de colegios que impartan sus enseñanzas en la lengua oficial de esa Comunidad autónoma, es decir en castellano, y siendo mucha la demanda, sería hasta un buen negocio el crear colegios de enseñanza preescolar, primaria y media en barcos en los que no se empezaría a hablar en castellano hasta estar fuera del puerto, ya que la jurisdicción de esas aguas seria como dicen los nacionalistas españoles de Cataluña, Carod y compañía, pues eso, sería cosa de Madrid.

El Instituto Cervantes debería ser el primero en flotar dos o tres barcos para impartir clases de castellano en español, si la demanda fuese masiva se podrían habilitar viejos portaaviones, así los niños tendrían extensos patios de recreo.

Había pensado que si el espacio aéreo también es jurisdicción de Madrid se podrían dar clases en castellano en globos cautivos.

Reconozco que estos sistemas plantean graves dificultadas, así que propongo uno último que seguro tendría gran éxito, el llamado y ya bien experimentado sistema de acantonamientos.

En China, durante el siglo XIX y primer tercio del siglo XX, las llamadas potencias occidentales establecieron lugares semicerrados en algunas ciudades chinas en los que no eran de aplicación las leyes chinas. Allí los occidentales tenían sus negocios, sus viviendas, sus colegios, etc. Y aun estando en China daban clases en francés, o ingles, o incluso en japonés.

Serian como guetos o zonas francas donde las tiendas podrían rotular en castellano, y los colegios impartir clases en español. Ahí dejo la idea por si vale para cabrear a algún nacionalista.

Si ninguno de estos sistemas funciona, ya solo queda el de las catacumbas. El coste de su construcción se sufragaría, creo yo, con los ingresos obtenidos por las visitas turísticas, incluso podría valer como parque temático, el reclamo sería muy atrayente “Niños estudiando en su lengua materna bajo tierra y bajo la opresión del nacionalismo catalanista excluyente de la superficie”. Piensen lo entretenidos que estarían esos niños corriendo por los túneles delante de la policía lingüística de la Generalidad y la envidia que darían a los de arriba.

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