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Sahumerios y arrebatos

El gigante con los pies de barro que salió rana.

8-12-05

Erase una vez un gigante muy muy grande, muy muy fuerte, muy muy poderoso y muy muy malo que se divertía aterrorizando a los niños buenos y progres haciéndoles ver películas de cine terribles por lo vulgares, populares, entretenidas y taquilleras que eran. Abusaba de las blancas almas de los niños buenos con mil perversidades como obligarles a enviar al reino del gigante malo a sus hijos a estudiar masters, o forzarles a beber asquerosas bebidas gaseosas, o fumar contaminados cigarrillos, o a oír músicas atrabiliarias e insidiosas y otras maldades sin cuento que no cuento.

Fijaos si era malo el gigante que su mayor diversión era, además de hacer guerras para robar el petróleo a los pobres árabes, matar periodistas en guerras que hacia con la finalidad de tener oportunidad de matar periodistas que solo querían contar la verdad a los niños progres y a los que arrastraba a la fuerza a los campos de batalla para dejarlos allí a merced de sus soldados que habían ido tan lejos solo con la finalidad de matar periodistas que se sacrificaban para contar la barbarie del gigante malo.

Eso si, los niños progres solo lloran y se apenan y reivindican justicia y exigen que se castigue a los soldados que matan periodistas solo si son soldados del gigante malo, caso Couso, pero se olvidan pronto, jamás piden justicia, ni tan siquiera una mala investigación cuando al periodista lo matan soldados de Sadam Hussein, caso Anguita Parrado..

El gigante era tan diabólico, ruin y depravado que convencía al jefe de gobierno del país de los niños progres a ir también a sus guerras de exterminio de periodistas, lo que obligaba a los niños progres a realizar horas extras en inmensa cantidad para manifestarse contra la injusticia de tales guerras y sobre todo por la bajeza de hacer que  participaran en esas guerras nuestros soldados, bueno ya no soldados sino miembros de la ONG Cañones para la paz., y lo más inicuo e inmoral de todo es el hecho de que el gigante obligase a los progres a convencer a todos los niños y niñas de su país de que su país había sido llevado a una guerra aunque llegase a ella un mes y pico después de haber finalizado. Es que hay que ser malos.

Hoy, un inmenso porcentaje de gentes del país de los niños progres está convencida de que el malvado Aznar espoleado por el pérfido Bush nos metió en una guerra en Irak cuando la realidad es que nuestros soldados llegaron allí muchos días después de que hubiese finalizado. Ese es el gran poder de la progresía, hacer ese tipo de milagros, convencer a la gente de lo que quieran, da igual que sea mentirijilla, mentira o gran trola.

Si la progresía tuviese un eslogan publicitario sería algo así:  “Los únicos capaces de convertir un grano de arena en una montaña y de reducir una cordillera  a una nimiedad orográfica”.

Como toda maldad en esta vida tiene su castigo, llegó el día en que el gigante fue escarmentado por su engreimiento, arrogancia y altanería; la naturaleza dejó manifiesto que no pasaba de ser un gigante con pies de barro. Cuando el iracundo huracán anegó Nueva Orleáns, allí fueron los arrojados, animosos y valientes periodistas de los niños progres a dejar constancia de la debilidad del gigante, incapaz de vencer a un simple huracán.

Todas las televisiones del país de los niños progres  se saciaron dando imágenes de la inundada Nueva Orleáns y  de las cosas tan malas que allí ocurrían, como asaltos, tiroteos, robos, pillajes y cadáveres hinchados flotando en las aguas, eso si, daba igual si el mismo cadáver hinchado flotando sobre las aguas aparecía una, dos, cien y mil veces en telediarios y reportajes. Nuestros bien informados informadores repetían machaconamente que se calculaba que los muertos serían mas de 20.000 y que la ciudad no se recuperaría jamás, estando debatiéndose el hecho de volver a construirla en otro lugar.

Y después nada mas se supo, ninguna televisión del país de los niños progres nos ha emitido un reportaje en el que se informe del numero total de muertos, que no fueron 20.000, ni de los progresos en la recuperación de la ciudad, ni de si ya habían tantos miles de ciudadanos viviendo de nuevo en sus casas, etc, etc. Estaría feo poner cosas así que dejasen entrever que el gigante de los pies de barro les había salido rana a los niños progres y no los tenía de barro, sino mas o menos fuertes, flojeras incluidas.

Como dijo el ministro del Interior del país de los niños progres,  en el país de los niños progres sí estaban preparados para enfrentar una tragedia así, y no como el gigante de los pies de barro. Las televisiones del país de los niños progres no han querido dejar a su ministro con el culo al aire cuando tras una simple tormenta tropical, pero de alguna fuerza, se abatió sobre Canarias y reponer la electricidad les ha llevado mas de una semana.

Los niños progres disfrutan, se divierten y se auto estimulan con mentiras así, y diarias, como cuando sus periodistas convierten una manifestación de dos millones de personas en un trajín callejero de doscientas mil, o cuando convierten la tragedia evitable de la muerte de 13 bomberos en Guadalajara en un accidente inevitable y aquí no ha pasado nada, o cuando a quienes quieren destrozar este país y su constitución les alaban su democrática labor y a quienes defienden la integridad de este país y su constitución les machacan como a perversos anticonstitucionalistas que solo desean sembrar odio y separación.

O el record del sin sentido progre, cuando nuestro presidente del gobierno Sr. Zapatero alaba a los asesinos de ETA porque llevan dos años sin matar y eso demuestra lo buenos chicos que son, a pesar de haberlo intentado montones de veces con montones de bombas, y apabulla a las victimas de ETA tildándolas de sectarias y cosas peores, o al partido que se opone a entregar a ETA lo que pide como gentes sin escrúpulos que no desean la paz.

Un progre es feliz cuando le convencen de que el día es noche y la noche es día, eso le demuestra la fuerza de sus convicciones.

¡Cuánto echo de menos la felicidad del progre!, ganas me dan a veces de volver al redil de los borregos, pero no quiero ser borrego sino cabra suelta, así que seguiré siendo infeliz triscando fuera del rebaño.

¡ Oh Polanco, ten piedad de este pobre pecador!

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